martes, 23 de mayo de 2017

MAMA! HAY UN MONSTRUO BAJO DE MI CAMA, CAPITULO V - ANDRES RIVER

CAPITULO V

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CAPITULO V

Y aquel viejuco y decaído señor se esfumó entre la niebla...                                       Peter llegó a casa, sus padres no estaban discutiendo, algo por lo que se alegró automáticamente.    
Pasaron días y todo era normal. Como si después de aquella explicación se hubieran limitado a permanecer en silencio.     
Ya todo se volvía aburrido. No hablaban la mayor parte del día. Pero por lo menos, no discutían.    
Un nublado y odioso día, el pequeño salió de su casa. Ese día, el cielo se volvió oscuro total, y otra vez, esa niebla que hedía a muerte regresó para invadir toda la inmensa casa. 
El niño no estaba muy contento con esta enorme pausa que había silenciado a su familia para siempre. Caminaba por encima de la oscura tierra dejando huellas en el camino con sus zapatos negros.             
Un viejo y remoto cementerio se dibujaba a lo lejos. La bruma infernal lo recubría y lo guardaba. Bruma fantasma. En la que vagaban almas infames y perdidas. Dedicadas a pasearse y a dejarse ver entre las fauces de los camposantos.   
El pequeño caminó hacia éste despacio, sin prisa.  
Al llegar. Un susurro al oído lo acoro bardó:  
-Escúchanos...Peter...Escúchanos-Decía.                
Peter dio un paso atrás. Otra vez la niebla volvía hacia él...   
Un poco después...la niebla se acercó al chico, se mantuvo un segundo flotando cerca de él, y lo empujó al cementerio cerrando la puerta finalmente. 

El niño aporreó la puerta intentando salir pero...era inútil.     
En un momento, se dio que la niebla se coló por la puerta y se dirigió a las entrañas del cementerio. 
Peter la siguió desganadamente y temeroso. Esta se detuvo frente a una lápida y se esfumó.      
 En la lápida ponía:
Tobías Jones  12-8-1899        
Nada más, a secas. Encima de la tumba había una marioneta de un payaso de madera. Estaba descolorida y podrida por el tiempo...                                                                 


miércoles, 17 de mayo de 2017

MAMA! HAY UN MONSTRUO BAJO DE MI CAMA, CAPITULO IV - ANDRES RIVER

CAPITULO 4.


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CAPITULO IV
-La mujer tenía un hijo pequeño de unos 5 años-Prosiguió-Y por miedo a dejarlo sólo con su padre, se llevó a su niño con ella, contra su voluntad. El niño en realidad, no sabía por qué se iban de casa...Durante todo el camino estuvo preguntándoles por qué se iban, pero no obtuvo respuesta. Después del paso de los años, se fueron acostumbrando, pero, la relación entre los dos amantes iba a peor. Discutían por cualquier cosa, se faltaba el respeto y varias veces con mis propios ojos vi al hombre, en la cocina, afilando un cuchillo. Cada día discutían más, y el pequeño, Tobías ya se estaba volviendo un poco loco. Empezó oyendo extraños ruidos, viendo alucinaciones, objetos que en realidad no estaban...Dicen que una semana después salía por las noches a rezar en el cementerio, que hablaba solo y que podía girar la cabeza completa. A esto lo denominaron posesión demoníaca. Visitó más de 10 psiquiatras y dicen que se volvieron locos sólo por estar hora y media con él. Pero una noche tranquila, todo cambió. La joven Elianor, se levantó de su cama y se precipitó por el balcón que daba al salón, hasta morir, impactada contra el suelo. Muchos dicen que Tobías fue quien la empujó, otros dicen que su amante, harto de ella, la había matado ahí mismo, y otros, piensan que se había suicidado...En fin, esa noche, todos los familiares, amigos y vecinos vinieron, escandalizados por los avisos que le habían anunciado unos sepultureros que pasaron por allí, e inspeccionaron todo. Encontraron a la joven Elianor, en el suelo y ensangrentada. Buscaron a su amante y a su hijo por todas partes, y en el sótano encontraron solamente a el pequeño Tobías descuartizado...Desde ahí siempre se ha dicho; bueno, también se ha comprobado, que cada pareja que pase por esa casa, morirá al igual que ellos...
El pequeño Peter tenía los ojos abiertos como platos. Hicieron un breve silencio y en esto el niño se levantó de un salto.    
-¿Y por qué debo creerle?-Dijo no muy convencido.                                                  
-Porque yo...-Dijo chocante mientras hacía una pausa-Yo soy uno de los sepultureros que avisaron y entraron en la casa.                  
-¿Y qué debo hacer?-Preguntó inocentemente.      
-Tu trata de que tus padres no discutan y...Luego largaos de aquí.
El pequeño asintió y corrió hacia su casa. El viejo se quedó allí, riéndose maliciosamente. -Ja...Incrédulos...Ya os tienen, y una vez así...Estáis perdidos...Moriréis como mismo hicieron ellos. 

martes, 16 de mayo de 2017

MAMA! HAY UN MONSTRUO BAJO DE MI CAMA, CAPITULO III - ANDRES RIVER

Continuación de la III parte de este cuento de terror.

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CAPITULO III
-Sólo dános una buena razón para no hacerlo-Musitó Hortensse intentando calmarlo.   -Bueno, está bien-Contestó Isaac en tono seco-Hortensse, cálmate. Quizás sólo fué un sueño que tuvo el pequeño. Nada más. Mira, te diré algo, hijo; yo nunca me mudaría a una casa encantada. Te lo juro. Y si hubiese visto que esta lo estaba pues no me hubiera atrevido a venir aquí con vosotros. ¿Vale hijo?  
-Sí-Contestó Peter.            
Esa tarde no pareció normal. Una demoníaca  y pesada niebla se extendió por todo aquel lugar...Hortensse e Isaac estaban discutiendo. Se insultaban y muy a menudo Isaac pegaba a su mujer.  
El pequeño niño de apenas 7 años presenciaba esta escena desde el balcón de la escalera de caracol que daba al salón. 
-¡Cómo quieres que no me enfade, Hortensse!, si ya te he pillado de lleno...-Gritó Isaac furioso frente a su mujer. 
-Isaac...Yo no he hecho nada, te lo juro...-Se lamentaba la mujer entre sollozos.          
-¡Cómo te atreves a...!, ¡qué cara tienes, Hortensse!-Siguió el padre.                              
-Te juro que yo no tengo nada que ver con esas cartas, cariño.                                 Isaac soltó una bofetada de lleno en toda la cara de su mujer.                                   Hortensse cayó al suelo dolorida y el hombre sacó de su bolsillo un sobre escrito.     -Aquí pone:                                                                            
   ~William, siempre te llevaré en mi corazón. Gracias por esa noche tan fantástica   
                                                               Tú enamorada...  
-Juro por mi vida que esa carta no tiene nada que ver conmigo, Isaac.  
-¿Y cómo demonios explicas que estaba en tu mesa de noche?-Aportó Isaac esperando la confesión.     
-No lo sé...Pero...Te juro que eso no es mío.   
Peter no aguantaba más...Indignado por la incredulidad de su padre y la infidelidad de su madre, se fué a pasear un rato en el bosque.      
Un anciano viejo y pálido yacía sentado en un banco, contemplando fijamente la casa. Como si la conociese de toda la vida.    
Peter se le acercó y se sentó a su lado. 
-¿Qué te pasa, pequeño?, no te veo muy buena cara-Murmuró aquel desconocido personaje. 
-Nada, sólo que mis padres están discutiendo. Desde que nos mudamos aquí están discutiendo. No sé por qué es-Explicó.                                                                            
-¿Vives aquí...?-Dijo en un tono chocante.                                                                   -A sí es.                                                                      
-¿Es que no sabes lo que pasó allí?-Atacó mientras abría los ojos como platos.  
-¿¡Qué pasó!?-Gritó de repente.                                                                                  
-Ocurrió hace años-Comenzó-Una mujer se vino a vivir con su amante a esta casa.   Ésta, descendiente de una familia muy rica, dejó a su marido y una fría noche partió mientras él dormía.      



viernes, 12 de mayo de 2017

MAMA! HAY UN MONSTRUO BAJO DE MI CAMA, CAPITULO II - ANDRES RIVER

Seguimos con el Capitulo II de este cuento de terror.


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CAPITULO II
Nada. Un esfuerzo hecho en vano. Bajo la cama sólo había un extraño baúl que no reconocía como pertenencia suya.            
Estaba aliviado y a la vez extrañado por aquel extraño objeto. No quería abrirlo. Bueno, en realidad si quería, pero no le llegaba la camisa al cuerpo.       
Extrañado por aquella caja que había llegado de tan forma repentina a su cuarto, volvió a encender su candelero y tomó la caja. Era una caja de madera con retoques de mármol y adornada con oro, plata, y joyas. Peter pensó que esto debió de ser algún baúl perteneciente a alguna dama de la nobleza, o a alguna baronesa.            
Pero fuera como fuese, pertenecía a alguien rico.     
Tenía un candado oxidado colgando de su abertura. Tarde o temprano se caería. Lo presentía. A fuerza de darle golpetazos se abrió. Peter ilusionado, abrió la caja sin cortarse un pelo.   
Nada más abrir el enigmático baúl. Un ligero perfume a mujer se expandió por toda la habitación. Dejando que el hedor se extinguiera poco a poco.            
Dentro de la caja había miles y miles de cartas quedamadas y en pleno proceso de putrefacción. También residían frascos de perfume, un cepillo, un puñal y una cruz de madera.    
Cuando Peter iba a meter la mano para sacar algo oyó pasos hacia su habitación, y notó la luz de la mañana colarse por la ventana. 
-Oh, no-Se dijo a sí mismo.              
Repentinamente cerró el baúl, lo metió debajo de la cama y se acostó en vano.  
Hortensse entró por la puerta con una cara no muy alegre.                                                                        
-Hijo, levantate ya...¿Has visto qué hora es?                                                                 -Emm...Pues...no pero...-Fingió.                                                                                    -Hazme un gran favor, hijo. Levántate de una vez y baja a la cocina...Corre, vamos...   
-Ahora mismo, madre-Dijo mientras se levantaba de un salto.     
-¿Ya es de día?-Pensó-Vaya.                                                    
La cocina era pequeña, a pésar de el tamaño de la casa.    
El padre tomaba café y lo miraba fijamente, con una cara no muy animada.            
-Hijo...-Atacó junto con un suspiro-No te veo muy alegre desde que nos hemos mudado aquí. ¿No te gusta la casa?. 
El pequeño se encogió de hombros.
-Vamos...¿por qué no te gusta?, nosotros nos preocupamos por tí-Dijo mi madre desde atrás.            
-No es que no me guste; es que me da la impresión de que en esta casa no sólo vivimos nosotros tres sino...Que hay alguien más...  
A el padre se le escapó una risa. Hortensse le lanzó una mirada amenazadora para desaprobar infame carcajada.     
-¿Qué quieres decir con eso?-Dijo la madre dirigiéndose a su hijo.     
-Anoche, mientras dormía. Escuchaba crujidos extraños, notaba que me estaban mirando. Bajé a la cocina a por agua y notaba que los cuadros del pasillo me seguían con la mirada. Además, después de todo eso, encontré un extraño baúl bajo mi cama, con unas cartas quemadas, una cruz un puñal y...Olía a mujer...Y...-Explicó. 
-Vamos, hijo...-Dijo Isaac, su padre, poniéndole la mano en la espalda.      
-¡Que sí!, yo lo ví...Era un baúl de madera con mármol blanco, con retoques de oro, plata y joyas. Os lo puedo demostrar. Está bajo mi cama.     
-Ah...Hijo, pero...
-Mirad, subamos a mi cuarto, y también veréis los cuadros extraños.                        
Al llegar al pasillo...
-Los veís a...¿¡Qué!?
Los cuadros, habían desaparecido completamente.         
-¿Qué cuadros, hijo?-Dijo su madre con los ojos llenos de miedo. 
-No pero...si...Bueno, en mi habitación. Bajo mi cama...Aquí está el...¿¡Qué!?     
-Hijo...ahí no hay ningún baúl...       
-Pero si estaban ahí...yo...
-Hijo-Dijo el padre con su voz cortante-Esto...no es normal. 
-Lo sé-Interrumpió Hortensse, vamos a tener que llevarte a un médico.                   
-No me pasa nada, madre, padre, lo puedo explicar.


jueves, 11 de mayo de 2017

Mama! hay un monstruo bajo de mi cama, Andres River.

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CAPITULO I
Era una calurosa noche de agosto. Peter se había mudado con su familia a una vieja casa, a las afueras de la ciudad. No era la típica mansión encantada...De esas que dan miedo y a la mañana siguiente apareces con un cuchillo clavado en la espalda. Era una casa, eso sí, enormemente enorme. 
No había ningún rumor sobre ella. Y eso era raro, porque los ancianos siempre sacaban historias inciertas de cosas que después no eran verdad. 
No es que fueran mala gente, o pretendiesen meterles miedo. Quizás es que...Querían meter algo de emoción a los nuevos vecinos...Para agrandar la población...El turismo o...Quién sabe.   
Esa noche, hacía un calor horroroso. Pero, a pesar de eso, el pequeño Peter se tapó con todas las mantas que encontró. 
La casa le aterrorizaba. Le parecía que, en cualquier momento, alguien abriría la puerta de su cuarto, sacaría sus fríos y largos dedos, y lo estrangularía sin piedad.       
La vieja mansión estaba hecha de madera. Y a menudo emitía crujidos que daban grima, y acojonaban mucho.     
El sudor recorría todo el cuerpo de Peter y ya empezaba a asfixiar ahí debajo. 
Eso indicaba que tenía que sacar la cabeza, ahí, al vacío, donde unas manos rígidas y gélidas lo podrían tocar, o unos ojos negros y profundos lo podrían estar mirando sin quitarle ojo.  
Peter se llenó de valor y sacó la cabeza; estuvo un, dos, tres y cuatro segundos. No pasaba nada. Así que se quedó más tranquilo.  
Otro crujido resonó por toda la casa. Peter se escondía como un conejo que corre a su madriguera.     
La boca se le resecaba lentamente.                                                                             -¡Valla!, me tengo que levantar...No..., no...-Pensaba.                                                 En un momento, se levantó y corrió hacia la puerta. 
El enorme pasillo de por lo menos 2 metros y medio que daba a la cocina de hacía burla. Como si le dijese: -Ven aquí...ven aquí y te atraparé.   
Peter no quería correr. Encendió su candelero y caminó lentamente contemplando los cuadros antiguos colgados de la pared, que le seguían con los ojos. Él pensaba que eso indicaba que en la cocina le esperaba una sorpresita. Tragó saliva y siguió caminando. Hasta que por fin llegó. Alumbró la cocina con su pequeña vela que se consumía lentamente. Tomó un vaso y cogió un poco de agua de una pila. Después de eso, el sudor desapareció, y la paz y la tranquilidad volvieron a dejarse ver.     
Ya con menor miedo, el pequeño volvió a su cuarto, apagó la vela e intentó dormise.    
De repente, desde debajo de su cama, le despertaron unos golpes que parecían dados con los nudillos. Como quien llama a una puerta.   

El miedo volvió a abrazar al pequeño. Pero este, valiente, aproximó la cabeza lentamente para ver lo que estaba tocando bajo su cama...